Casa de Audrey Owen

No fui consciente del daño que le podía haber causado a mi madre con mi incómodo silencio en la comida o con mis muestras de cariño a papá, ignorándola por completo, si quería salir de casa, más me valía ponerme manos a la obra, y convencer a mamá para mi provecho, no me resultaba muy difícil.
-Mamá lo siento, perdona que este algo brusca, me duele la cabeza un poco, he dormido mal, pero gracias a la estupenda comilona que me preparaste estoy como nueva, anda mamita mía.-dije sentándome junto a ella en el sofá y abrazándola zalameramente.-¿a que tú sabes que te quiero mucho mucho?.Tengo una idea genial, ¿por qué no vamos juntas al centro del pueblo, te quedas mirando tiendas y yo llevo a papá tu delicioso almuerzo?anda que esta película la has visto un montón de veces.-señalé al televisor con gesto de sorna.-

-La verdad que no me vendrá mal echarme un poquito, anda hazme sitio en el sofá contigo mamita.-me eché sobre ella y empezó a acariciarme el pelo, en cuestión de segundos me quedé dormida.-

El camino a casa fue bastante corto, papá estuvo advirtiendo del estado de nervios de mamá para prepararme. Hizo bien, al llegar a casa, mamá parecía fuera de sí, tan sólo había pasado una tarde fuera, y lo mejor, sabía dónde me encontraba, pero a ella no le importaba, no necesitaba excusa, tenía el don de alterarse por cualquier situación referente a mí.
Cenamos, tenía bastante hambre la verdad, así que apenas hablé durante la comida, mis padres se dedicaron a hablar sobre el nuevo pueblo, el trabajo de papá y mi madre sobre ella misma; al acabar me sobresaltó el tono amenazador y el comentario que me hizo mi madre:

-No me gusta nada que pases tanto tiempo con ese chico, has perdido todo el sábado por su culpa, no has estado nada con nosotros ni has estudiado nada, porque ¿supongo que algo tendrás que preparar para el lunes? O ¿piensas abandonas tus estudios? Tienes que ser más responsable…

- Mamá, como habrás comprobado en este pueblucho no hay mucho que hacer, no puedo prepararme nada para el instituto por que la estúpida anciana de secretaría le dio mis libros a otra alumna, y que yo sepa no te he dado motivos para que desconfíes de mí, y te repito por enésima vez que ¡ese chico tiene nombre! Nathan mamá, se llama así, y lo más divertido que hemos hecho ha sido ver una película, ha sido una tarde de lo más aburrida como todo aquí.-empecé a alterarme, pero me di cuenta que no era por los comentarios de mamá, era por la actitud hacia Nathan hacia mí, me gustaba tanto que sus palabras conmigo consiguieron hacerme daño.

Iba a contestar a mi madre cuando mi padre, muy hábil como siempre, me echó un cable, me conocía muy bien y sabía que en mi estado de ánimo lo más probable es que dañara a mi madre con algun comentario inoportuno.
-Tiene razón papá, llevamos unos días muy ajetreados todos y nos vendrá bien descansar, total aquí no hay mucho que hacer y mañana tendré que terminar de desempaquetar mis cosas.-les hablaba mientras me levantaba de la mesa.-

Subí a mi habitación, me encontraba cansada y el cuerpo lo notaba contracturado por el maldito sillón del hospital, busqué entre mis cajas aun sin desempaquetar, y saqué mi dvd preferido, eso me ayudaría a relajarme y así poder dormir plácidamente.

Desperté sobresaltada, estaba sudando y algo descolocada, ví la pantalla del televisor encendida, había estado soñando con Nathan muy placenteramente, pero de repente todo en el sueño se volvió turbio, era extraño, Nathan me besaba y al separarnos vi sus ojos de un color rojo carmesí, del placer pasé al miedo, y de repente vi como junto a tres figuras se tiraban sobre mí y me atacaban, no veía las caras de ellos, sólo sentía dolor y calambres por todo mi cuerpo, no podía abrir los ojos, ni siquiera gritar, de repente el dolor pasaba, abría los ojos y me veía sola en aquella cuneta, llena de sangre y con marcas por todo mi cuerpo, aparcaba un coche junto a mí, pude verme reflejada en él, ahora mis ojos también eran rojos, como los que había visto en Nathan.
Me levanté de la cama, apagué el televisor y fui al baño a lavarme la cara, sólo había sido una pesadilla.

- Audrey, cariño, mi tocinillo de cielo, son las 10 de la mañana, ¿no deberías levantarte ya? Tu madre te espera con el desayuno preparado, parece que está de buen humor... intenta no tardar mucho en arreglarte, cielo.
-Jo papá estaba tan a gustito, he dormido fatal, aun no me acostumbré a la nueva cama creo.-tampoco era plan de contarle mis terribles pesadillas a mi padre, no me comprendería.- Anda, dame tres minutos y estoy lista, sal por favor, necesito intimidad, dile a mamá que bajo ya mismo.-mi padre me sonrió, me besó la cabeza y salió cerrando la puerta.-

No tenía nada de hambre, parecía que se me había cerrado el estómago, me vestí lo más rápida que pude, me puse unos jeans y un jersey de estar por casa, era domingo, y no había mucho por hacer, sólo desayunar y acabar de ordenar mis cosas.
Enchufé el móvil por si Nathan me había mandado algún sms o alguna llamada suya, como era de esperar, ni rastro, tenía la horrible sensación que no volvería a verlo, me sentía angustiada, dejé el móvil sobre la cama y bajé lo más aprisa que pude para desayunar con mis padres.

Al llegar a la mesa se me iluminó la bombilla, ¡dios mío! el cumpleaños de mamá se me había pasado por completo, no le había regalado nada siquiera, eso le haría enfadar.
-Felicidades mamá! mi regalo aun no te lo puedo dar, te diré la verdad, cuando pasó lo del accidente, iba a recogerlo, lo tenía encargado, pero con tantos acontecimientos aun no tuve tiempo, será cuestión de acercarme por él, lo siento mamá, no pienses que se me olvidó tu cumpleaños por favor, sabes que te quiero demasiado.-a veces me sorprendía mi capacidad para mentirle a mi madre, con los demás no la tenía, pero mamá era tan fácil de engañar...-

Tenía que salir a alguna tienda a comprar cualquier cosa, era domingo sí, pero algo debía haber abierto, se me ocurriría por el camino. En ese momento el miedo a salir de casa nubló mis planes, estaba cogiendo terror a salir de casa después de todo lo que me había sucedido, me sentía insegura en aquel pueblo, era extraño todo.

Me arme de valor, ¿que podría pasarme más? Me metí al baño, me arreglé ya que las ropas del desayuno no las consideraba óptimas para salir de casa,.
Ya estaba lista para enfrentarme a mis miedos, salí de mi cuarto y les dije a mis padres que quería dar una vuelta para tomar el aire.

- ¡Cariño! ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué me ha llamado la policía? Seguro que tiene algo que ver con el chico ese... ¡Ya te dije que no me gustaba nada!
-Mamá por favor basta de tonterías, no sé nada de él desde que salí del hospital, ¿contenta?, he entrado a un bar para tomar un refresco y un tipo se puso pesado conmigo y... -poco a poco le conté toda la historia sin dar muchos detalles escabrosos que la escandalizarían.-

Mi madre tenía los ojos como platos después de mi relato, me abracé a ella para intentar aparentar calma.
-Mamá lo siento, sé que es tu cumple y no quería darte disgustos, pero te juro que yo no quería, ya sabes cómo soy, estoy cansada y abrumada, creo que me voy a la cama, es tarde y mañana tengo que volver al instituto algo antes para pasar por secretaría a por mis libros.

Me despedí de mis padres con un beso, subí a mi cuarto y me acosté, realmente estaba agotada

-Ya voy mamá, dame un minuto para ducharme y vestirme.-hoy pensaba ir de lo más cómoda al instituto, ya no sabía que más podría pasarme aquí, una coraza de hierro sería lo más ideal para ir al instituto, me atemorizaba salir de casa, y más hoy que tendría que ir andando ya que mi padre había marchado antes al trabajo.

Cuando estuve lista bajé, me tomé el rico mini banquete que preparó mi madre,hablandome sobre sus cosas, como siempre, y salí de casa camino al instituto.

-Gracias por acompañarme Jim mañana nos vemos, dale muchos besos a Is de mi parte cuando la veas luego de mi pares, ¿vale?
-Se los daré.- me dijo Jim.- cuídate Audrey, hasta mañana guapa.
El se marchó a paso ligero y yo entré en casa, era algo tarde, pero tenía excusa, había venido andando^^